Y sí,
parece que es así, que te has ido diciendo no sé qué cosa,
que te
ibas a tirar al Sena, algo por el estilo, una de esas frases
de
plena noche, mezcladas de sábana y boca pastosa, casi siempre
en la
oscuridad o con algo de mano o de pie rozando el cuerpo del
que
apenas escucha, porque hace tanto que apenas te escucho cuando
dices
cosas así, eso viene del otro lado de mis ojos cerrados, del sueño
que
otra vez me tira hacia abajo.
Fragmento del cuento El río de
Julio Cortázar
Me gustaría que estos cuentos fuesen,
como decía Hemingway, en relación al iceberg o que cuenten más de lo que ha
contado Parra en su poesía.
Posiblemente me guste hacer desafíos
y escarbar en Sensini, en Onneti o en Palacio para buscar lo absoluto cuando uno
sabe que para contar se debe presumir a Cortázar un poco más allá de su cuento El río, y su ficcionar
sobre la literatura donde denota su notable conocimiento. Explayarse con
ciertos hitos y husmear en Lugones para conservar la palabra y que esta no nos
defraude en el instante que decidimos contar.
Decir con la palabra lo que no está
en ese lugar que nadie ha visto. Ser el último en llegar a una callecilla. Empaparse
con el don de la última niebla bajando por un callejón en las afueras de
Valparaíso. Sentir como uno taconea los zapatos acercándose al muelle donde
fondean los barcos, las goletas o los botes que con su fragilidad sortean la
furia, que no es más que aquello que se debe sentir al escribir un cuento.
Apresurarnos cuando se cuenta no
esta bien visto. Se debe ser parsimonioso, se debe degustar el acto como un
buen caramelo de menta o un trago de coñac a la sombra de un nogal, pero nunca
de un sorbetón. Es bueno meditar sobre la extrañeza que se debe embozar en
esto. Lo que está en cada autor y cómo genera lo esencial de su narración, cómo
hace y deshace los nudos congruentes que forcejean la médula de su historia. Buscar lo obvio no
atusa, no aclara, no empecina lo contado ni aquello que se quiere contar.
Sabemos que el cuento es hermano misterioso
de la poesía. Con cierto secreto de mito y leyenda como en otro tiempo
literario. El autor a sabiendas bucea su propio devenir, busca su mecanismo
para hacer intervenir los elementos dentro de un ciclo perfecto. No hay otra
cosa en esto y al mirar las sigas hacia Borges, lo entendemos perfectamente,
por cuanto el cuento representa literatura, representa algo perfecto y breve.
Considerar que hay medusas rondando
no contrae la fragilidad conque se obtiene la fabula de contar; no se obtienen
ni las unas ni las otras especies en ese espacio reducido que consideramos para
que surjan los rasgos fundamentales, cuando el autor se desprende de él, es que
está en lo cierto, es que está Poe
consignándonos a que sigamos en ese cajón abierto y cerrado que llamamos
cuento.
Pablo Delgado U.
Quilicura / Junio - 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario