domingo, 2 de junio de 2013

DÉCIMAS SOBRE UN BARCO DE PAPEL, de Amanda Espejo






EL VELEIDOSO



I

En el ardor de la rueda
tus cartas fueron paloma
precediendo a la persona
que de amor me daba prueba.
Con tu lengua no hay quién pueda
resistir la tentación,
y me dio la comezón
de echar suertes otra vez:
que sí, que no, que tal vez...
en amores no hay razón.


II

Una vez tirado el lazo
al ruedo de mi cintura
con toda mi sabrosura
te fui marcando los pasos.
(No sea que se de el caso
de mujer descariñada).
Vistiose allí tu mirada
con el color de las sombras...
un algo que no se nombra
endureció nuestra almohada.


III

Entonces las campanadas
del tiempo se confundieron,
una a una enmudecieron
junto a nuestra cama helada.
¿No era yo la bienamada
que inspiraba tus canciones?
Que el amor calle y no trone
es cosa más que mal vista
y no voy a ser quien resista
el tono de tus sermones.

IV

Si fuese por la palabra
en el amor yo creyera
y confiara en lo que fuera
sin caer en falsa alarma.
Mas... se me contrita el alma
por tu amargura de gesto.
No pensé caer en esto
después de tanta experiencia:
si fuera por convivencia
yo me marcho con lo puesto.


V

De tu puerta ¡ahí las llaves!
interesada no he sido,
a qué esgrimir un motivo
cuando la respuesta sabes
(lo que entregas, lo que vales).
Te respondo aunque duela
como decía mi abuela
para cortar con la joda:
“sabido es que la escoba
barre bien cuando está nueva”.


VI

Un camino tengo al frente
sinuoso y desconocido.
Así, toda mi vida ha sido
un replantear de la mente,
otro intento y de repente
de nuevo el trastabillar.
No le temo al tropezar
dos veces la misma piedra:
me he graduado con creces
en la porfía de amar.



*****


Décimas sobre un barco de papel (2012)
Colección Dame la mano
Ediciones del Taller

Dibujo de Amanda Espejo